En Clínica Isdent, en Pedrera, llevamos muchos años acompañando a familias en el cuidado de la salud bucodental de sus peques. Y si hay algo que hemos aprendido en todo este tiempo es que los hábitos bucales que se adquieren en la infancia pueden marcar (para bien o para mal) el desarrollo de la sonrisa.
Sabemos que ver a tu hijo chuparse el dedo o dormir con el chupete puede parecer algo tierno o inofensivo. Pero lo cierto es que, cuando estos gestos se alargan en el tiempo, pueden provocar más complicaciones de las que imaginas: desde dientes desalineados hasta dificultades para hablar o masticar bien.
Por eso, hemos preparado este artículo para contarte cuáles son los hábitos bucales más comunes en los niños, por qué es importante detectarlos cuanto antes y, sobre todo, qué puedes hacer para ayudar a tu hijo a dejar atrás esas costumbres que podrían estar interfiriendo con su desarrollo bucodental.
Principales hábitos orales perjudiciales en la infancia
En los primeros años de vida, los niños están explorando su entorno, su cuerpo y sus emociones. Y, como parte de ese proceso, desarrollan conductas que en algunos casos pueden afectar la salud de su boca sin que nos demos cuenta. Algunos de estos malos hábitos bucales empiezan siendo normales, pero si se mantienen más allá de cierta edad… ahí es donde empiezan los problemas.
Chuparse el dedo o el uso prolongado del chupete
Este es, sin duda, uno de los hábitos bucales más habituales en la infancia. A muchos peques les calma, les ayuda a dormir o simplemente lo hacen por costumbre. Pero si se alarga más allá de los 3 años, chuparse el dedo o usar el chupete puede empujar los dientes hacia afuera, estrechar el paladar o causar mordidas abiertas que después necesitarán tratamiento de ortodoncia.
Imagina la presión constante del dedo sobre los dientes y el paladar, día tras día. Por eso, cuanto antes consigamos que lo dejen, mucho mejor. Y sí, a veces cuesta. Pero con paciencia, cariño y algo de creatividad, se puede conseguir.
Respiración oral (por la boca)
Respirar por la boca puede parecer algo sin importancia, pero tiene más impacto del que creemos. Los niños que respiran así de forma habitual suelen tener la boca seca, lo que favorece la aparición de caries y encías inflamadas.
Además, esta respiración oral altera el desarrollo facial: el paladar se estrecha, la mandíbula no crece como debería y la postura corporal también se ve afectada. Si notas que tu peque duerme con la boca abierta, ronca o tiene siempre los labios secos, es buena idea comentarlo en su próxima revisión. A veces, este hábito viene acompañado de problemas respiratorios o alérgicos que también hay que tratar.
Onicofagia (morderse las uñas)
¿Quién no ha visto a un niño llevarse las manos a la boca sin parar? Morderse las uñas —lo que llamamos onicofagia— puede parecer solo una manía nerviosa, pero va mucho más allá. Además de dañar los dientes (sí, ese gesto constante puede llegar a fracturarlos), introduce bacterias en la boca que no deberían estar ahí.
Este hábito suele aparecer en épocas de estrés o cambios. Así que más allá del diente roto, es una señal de que algo puede estar pasando a nivel emocional.
Interposición lingual (empujar los dientes con la lengua)
La lengua, aunque parezca suave e inofensiva, es un músculo muy potente. Cuando los niños la empujan contra los dientes, sobre todo al tragar o hablar, poco a poco los van moviendo. Este gesto puede abrir espacios entre los dientes, cambiar la forma de morder y afectar incluso a cómo se pronuncian algunas palabras.
Suele pasar desapercibido, pero si tu hijo habla con la lengua muy hacia delante o notas que traga de una forma extraña, quizás sea momento de revisarlo.
Bruxismo infantil (rechinar los dientes)
A muchos padres les sorprende escuchar ese chirrido durante la noche. “Mi hijo rechina los dientes mientras duerme”, nos dicen preocupados. El bruxismo infantil puede deberse a múltiples causas: estrés, ansiedad, un sueño intranquilo… incluso puede estar relacionado con el crecimiento.
Aunque en algunos casos es algo pasajero, en otros puede provocar desgaste dental, dolores de mandíbula o incluso cefaleas. Lo importante es observar, no alarmarse de más y consultar si el hábito se repite con frecuencia.
Consecuencias de los hábitos bucales en la salud dental infantil
La verdad es que, cuando estos hábitos se mantienen en el tiempo, no solo afectan a la dentadura. También influyen en la forma del rostro, en cómo habla el niño e incluso en cómo se siente consigo mismo.
No es solo cuestión de estética, sino de bienestar integral.
Alteraciones en el desarrollo de los dientes y maxilares
Los huesos del rostro de los niños son moldeables, especialmente durante los primeros años. Si hay presiones constantes —como un dedo, un chupete o una lengua mal colocada— pueden cambiar su forma y afectar al desarrollo dental infantil.
Esto se traduce en dientes que salen torcidos, paladares estrechos, mandíbulas que no crecen lo suficiente… cosas que, si se detectan a tiempo, se pueden corregir de forma sencilla. Pero si no, podrían requerir tratamientos más complejos más adelante.
Riesgo de maloclusiones
Cuando los dientes no encajan bien al cerrar la boca, hablamos de maloclusión. Puede ser una mordida abierta, cruzada, profunda… y casi siempre tiene su origen en un hábito bucal mal corregido.
Estas maloclusiones no solo afectan a la estética. También dificultan funciones tan importantes como masticar, hablar o respirar correctamente. Por eso, cuanto antes se detecten, más fácil será actuar.
Problemas del habla y masticación
La forma de los dientes y la posición de la lengua influyen directamente en cómo hablamos. Un niño con mordida abierta puede tener dificultad para pronunciar sonidos como la “s” o la “z”, por ejemplo.
También puede costarle más masticar algunos alimentos, lo que a la larga puede influir en su digestión y nutrición. Pequeños detalles que marcan una gran diferencia en su día a día.
Impacto en la estética y autoestima del niño
No lo decimos solo nosotros. Son muchos los padres que nos cuentan cómo su hijo evita sonreír en las fotos o se tapa la boca al hablar. Y es que la salud bucodental infantil también tiene una dimensión emocional.
Una sonrisa alineada y funcional no es solo una cuestión de estética. Es confianza, es seguridad, es bienestar. Y empezar a cuidarla desde pequeños es el mejor regalo que les podemos hacer.
¿Cómo pueden los padres detectar estos hábitos a tiempo?
Sabemos que, como padre o madre, no puedes estar pendiente de cada gesto. Pero hay ciertas señales que pueden ayudarte a identificar si algo no va del todo bien. Y lo mejor de todo: no hace falta esperar a que aparezca un problema. La prevención es tu mejor aliada.
Signos y comportamientos a observar
Fíjate si tu hijo mantiene la boca abierta con frecuencia, si respira por la boca incluso en reposo, si ronca por las noches, si empuja los dientes con la lengua o si tiene dificultades al pronunciar algunas palabras.
Otros indicadores pueden ser el desgaste prematuro de los dientes, una mordida que no encaja bien o costumbres repetitivas como morderse las uñas. No hace falta ser un experto. Solo observar con cariño y confianza.
Cuándo acudir al dentista infantil
Lo ideal es que los peques visiten al dentista antes de cumplir los dos años, y luego de forma periódica. No para tratar, sino para prevenir. En Clínica Isdent, nos gusta crear un ambiente tranquilo y amable para que se sientan a gusto desde el primer momento.
Durante las revisiones, valoramos la evolución del crecimiento, la alineación dental, y si existe algún hábito bucal que pueda estar interfiriendo. Y si lo hay, no te preocupes: tenemos herramientas, experiencia y sobre todo, mucha paciencia.
¿Cómo podemos ayudarte desde Clínica Isdent?
En Clínica Isdent nos mueve una cosa por encima de todo: cuidar la sonrisa de tu hijo como si fuera la de los nuestros.
Somos un equipo de odontólogos con amplia experiencia tanto en la clínica diaria como en el ámbito académico, especializados en ortodoncia, rehabilitación, estética dental, odontología conservadora, endodoncia y, por supuesto, en odontopediatría.
Hemos tratado a cientos de niños a lo largo de los años, ayudándoles a dejar atrás hábitos bucales perjudiciales y acompañándolos en cada etapa de su desarrollo dental.
Porque al final, lo que queremos es que tu hijo sonría sin miedo, sin complejos y con salud.
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En Clínica Dental Isdent somos fans de tu boca, por eso cuentas con un equipo de profesionales cualificados que te ayudarán a lograr un equilibrio entre estética y salud bucodental. Tecnología, innovación y tratamientos de vanguardia para que puedas disfrutar de la mejor de las sonrisas. Somos tu dentista en Pedrera.